"Moita xente pequena, en lugares pequenos, facendo cousas pequenas, pode cambiar o mundo"
Eduardo Galeano

Blogue de Myriam Morán para as materias Igualdade de xénero e Educación para o desenvolvemento

10 de xan. de 2018

SUFRAXIO FEMININO 3

En España el sufragio femenino en igualdad de condiciones que los hombres llegó con la Segunda República, aprobándose este derecho en las Cortes españolas el 1 de octubre de 1931 (aunque la primera ocasión para hacerlo no llegó hasta las Elecciones Generales celebradas el 19 de noviembre de 1933).

Previamente, en 1924 bajo el mandato de Primo de Rivera, se autorizó un “voto femenino con restricciones”, en el que solo podía votar en elecciones municipales aquellas mujeres mayores de 23 años que estuvieran “emancipadas”. Quedaban excluidas al derecho al voto las mujeres “casadas” y las “prostitutas”.

El último país del que se tiene constancia en aprobar el derecho al voto femenino fue Kuwait, que lo concedió en el año 2005.

Aun quedan bastantes países en los que no se permite el voto a las mujeres (incluso algunos que ni a los hombres) estos países se encuentran mayoritariamente en los continentes de Asia y África.

Como curiosidad, añadir que uno de los países que se considera como más avanzado en las libertades y la democracia como es Suiza no permitió el voto a las mujeres hasta 1971. Incluso, hay escritos en los que dicen que, cuando se discutía si se debía dejar votar a las mujeres, hubo algún que otro político de la época que expuso los siguientes argumentos para que no se concediera el sufragio femenino:

¿Conceder el derecho de voto a las mujeres? ¡Qué idea más ridícula! El cerebro de la mujer es más pequeño que el de los hombres lo que demuestra que las mujeres son menos inteligentes. Son propensas a actitudes extremistas y se asocian a campañas sin consultar antes a sus maridos. Además, eso no fomentaría la igualdad de derechos porque su natural modestia les impide ir a votar cuando están embarazadas, y como las mujeres del campo suelen tener más hijos, tendrían una desventaja injusta con respecto a las mujeres que viven en las ciudades. Y si las mujeres son elegidas al parlamento, ¡qué deshonra supondría esto para sus maridos! Éstos estarían obligados a cocinar en casa…


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