Los violadores
suministran la “burundanga” a sus víctimas en discotecas a través de bebidas
Se la
conoce como la droga del violador, el beso del sueño, polvo zombi o aliento del
diablo, también como cacao sabanero o borrachero, pero su nombre más popular es
el de “burundanga”. Es la responsable de entre el 20 y el 30 por ciento de las
agresiones sexuales que se producen en España.
De acuerdo con datos del
Ministerio del Interior, en 2013 se produjeron 9.025 agresiones sexuales. El 40
por ciento quedaron sin castigo.
El mayor grupo
de riesgo es el de una mujer joven de entre 15 y 19 años que ha consumido una o
dos bebidas alcohólicas, que pierde la conciencia y que despierta varias horas
después en un lugar desconocido con signos o sospechas de haber mantenido
relaciones sexuales no consentidas.
La víctima tarda alrededor de unas 20 horas en acudir
a la Policía o al centro hospitalario, consumida por sentimientos de
culpabilidad o vergüenza.
Según Luis
Segura, médico forense de los Juzgados de Madrid, que intervino esta semana en
la conferencia que se celebró en el Instituto Nacional de Toxicología y
Ciencias Forenses, en el 70 por ciento de los casos
de “sumisión química” las mujeres son menores de 30 años.
Los agresores suministran la “burundanga” a sus víctimas, en bebidas, cigarrillos,
lanzaperfumes, billetes o pañuelos, principalmente en discotecas. El
efecto es inmediato. Durante dos
horas la víctima narcotizada queda en un estado de sumisión, accediendo de
forma complaciente a todas las órdenes del agresor. El nombre científico de la
“burundanga” es la escopalamina, un anticolinérgico que se extrae de las
solanáceas.
Los médicos suelen hacer uso de ella para la cinetosis
o como antiespasmódico. Es un alcaloide con una larga tradición de uso en la
historia de los rituales y hechicerías de chamanes y brujos de las tribus de
todo el mundo.
Curiosamente, es uno de los “sueros de la verdad” más utilizados por los servicios de
inteligencia de todo el mundo. Es inodora y no tiene sabor, por lo que es
imposible detectarla.
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